miércoles, 31 de agosto de 2011

Fin de la estancia y vuelta a casa

El salón, en casa. Ese sofá es el Cielo en la Tierra.
Ya estoy en casa. Ayer fue un día realmente agotador, tremendo. Lo resumiré un poco.

Ayer, por alguna extraña razón, decidí que antes de marcharme tenía que:
a) Limpiar a fondo el piso.
b) Ver todos los capítulos que pudiera de Gardener's World.

Me pareció lo que cualquier persona razonable haría. Lo primero, por herencia de mi abuela, que creía que marrano es lo peor en el mundo que le pueden llamar a uno. Y lo segundo, porque me encanta el programa y sabía que desde España no podría verlo.

Creo que perdí un poco la noción del tiempo. Pero me volvió de golpe cuando entregué la llave y les pedí el favor de que avisaran a un taxi (eran las 10.15h). ¿Y a qué hora sale el avión? A las 11.30, le contesté. Supe que algo iba mal por sus cejas. Las cejas de la recepcionista subieron hasta el nacimiento de su cabello. Y a mí se me subió el corazón a la boca. Llegó el taxi cinco minutos después, pero yo ya estaba frenético. Había tráfico... cuando llegué había cola tremenda para facturar... y cuando llegué al mostrador, en mi turno, faltaba media hora para que el avión despegase. Pensaba que no me iban a dejar facturar. El hombre del mostrador hizo el típico mohín facial (no verbal) y muy anglosajón de... "ah, español, ese país sin civilizar... y tardón, claro". Y yo le puse la cara española de "sí, sí... insúlteme si quiere, pero déjeme embarcar". Y coló. Creo que es la vez en mi vida que he estado más cerca de perder un avión. Y si no lo he estado, dios mío, qué intenso fue. Qué nervioso me puse.

Ya en el avión, que me llevaba a Londres-Heathrow me pude relajar un poco, pero no dormí nada en todo el viaje. Duda existencial. Atención a la conversación con la azafata (fue en inglés, claro):

- ¿Qué va a tomar, señor?
- Un café con leche, por favor [dije latte].
- Un té, muy bien.
- No, no... un café con leche.
- No puedo servirle un café con leche, señor. Sólo café solo.
- Bueno, pues un café solo entonces [se va y lo sirve, y cuando vuelve con él me dice:]
- Aquí tiene, su café y su leche.

Y, efectivamente, me dio el café solo y dos dosis de leche aparte. Si alguien pudiera explicarme este misterio... Yo no podía parar de reír, pero creo que hay algo en que me equivoqué y no sé el qué.

A la llegada a Londres tenía que cambiar de terminal, así que autobús. Como tenía tiempo, aproveché para comer (sandwich y zumo) y tomarme un café en Starbucks. A mí Starbucks me da muy igual, pero mi sobrino me había insistido en que lo probara. Así que me pedí un café con leche, que resultó ser del tamaño de mi bañera y que no pude acabarme. Y ¿qué queréis que os diga? El café que me hago yo en casa me gusta más (¡y es infinitamente más barato!). Después seguí leyendo el libro que llevaba para el viaje hasta que abrieron la puerta de embarque.

Supe que iba rumbo a España cuando el piloto, de Iberia, empezó a través de su comunicador con el pasaje a insultar públicamente a los controladores españoles. Jajajaja... todo el mundo se reía, menos los reinounidenses, claro, porque no entendían nada. También noté que iba hacia España porque la gente gritaba más (los españoles), y se reían más. Y volví a sentir esa hogareña sensación de alienación. Más adelante, a la llegada casi a Madrid, el piloto volvió a insultarlos (más fuerte aquí) porque nos tuvieron un rato dando vueltas sobre Segovia. Y, pese a que lo que hablaba se refería a incompetencia, falta de rigor, e inoperatividad, la gente no paraba de reírse. Bienvenido a España.

Yo, que a estas alturas ya ni sentía ni padecía, sólo quería llegar. Así que no me importaba nada el piloto ni los controladores, y sólo quería que el avión (y cito a Chiquito) "fuese despacito y por la orillita", y llegásemos bien. El tercer avión del día, rumbo a casa, iba vacío (20 personas a lo sumo), mientras que los dos anteriores iban llenos. Eso me relajó bastante.

A la llegada, tardaron como 25 minutos en empezar a entregar maletas por la cinta. Y, como ya esperaba, mi maleta no llegó. Y, sinceramente, no me importó en absoluto. Tenía asumido que no llegaría. Con jocosa elegancia me dirigí al mostrador de Iberia a poner la reclamación. Pero tranquilo, sin nervios. La mujer me dijo "tranquilo, que llegará". Y yo le dije "ya, ya". Creo que si me hubiese dicho "la hemos localizado y se encuentra en la costa de Madagascar, siendo pasto de las llamas en un rito satanista" le hubiese contestado lo mismo "ya, ya". Me daba bastante igual. Sólo quería llegar a casa. Así que me despedí de la amable señorita de Iberia y de mi maleta errante y me monté en un taxi rumbo a casa.

Al llegar, me recibió Richey, mi compañero felino de piso con cara de "hooooooooombre, ¿tú por aquí?". Así que me puse inmediatamente a cepillarlo, porque estaba tremendo de pelo... y me mordió bastante fuerte. Suele hacerlo para avisarme de su tope de cepillado. Lo hemos acordado así. Como yo a veces no me entero, pues él me lo indica hasta hacerme sangrar. Pero ayer fue bastante fuerte. Fue más un "para reconciliarte, querido, eres un poco brusco" que un "basta ya de cepillar". Y creo que tenía razón. Así que luego jugamos y ya nos hicimos amigos de nuevo.

La casa estaba bien, todo bien. Estuve trasteando y mirando todo. Y luego me fui a la cama. Hoy ha sido jornada de avituallamiento. También de ordenar y poner lavadoras, y limpiar... Esta tarde me han traído la maleta errante, intacta (sin apenas rasgos de haber estado en Madagascar).

También he hecho cuentas. Incluyendo el alojamiento (pero no el avión) me he gastado 3.444 euros (unos 1.148 euros al mes). Es menos de lo que esperaba. Pero sigue siendo mucho dinero.

Es curioso porque la experiencia me parece algo ya muy lejano, como si hubiesen pasado meses. Es raro. Y me alegro mucho de haberlo hecho. No por el producto que pueda obtener, que es incierto y está por ver, sino por el proceso. Verdaderamente, he disfrutado del trabajo intelectual que he tenido la oportunidad de realizar allí. Y, por primera vez en mucho tiempo, he podido dedicarme a tareas de investigación como única función. Me ha encantado. Por otra parte, ha sido para mí una oportunidad única de poder conocer otra institución universitaria y sus formas de trabajo (algo). Ahora, ir en verano es un error si ese es tu objetivo primero, porque todo el mundo se va de vacaciones.

Aberdeen, como ciudad, pues tiene sus cosas. En general me ha gustado mucho, pero no viviría allí. Es difícil y largo de explicar.

Ahora mi dirección de tesis está corrigiendo el borrador. Para lo que os hayáis quedado con ganas de saber cómo me van las cosas, seguiré escribiendo en mi otro blog: doctorandose.blogspot.com. Ahí contaré mis avances con la tesis. Lo actualizaré menos, porque no habrá novedades todos los días, pero de aquí al final lo actualizaré mucho más que hasta ahora. Lo prometo.

Por último, me gustaría dar las gracias a todos lo que habéis entrado en el blog y, especialmente, a los que habéis hecho comentarios. Han sido muy importantes para mí y me han animado mucho.

Espero, en un tiempo razonable, publicar que me he doctorado. La última canción de este blog va a ser de Deneuve, uno de mis grupos favoritos. Espero que os guste.

¡Un abrazo a todos/as!

Deneuve - Despedida

3 comentarios:

PoderPhD dijo...

Bienvenido a casa!

PoderPhD dijo...

Bienvenido a casa. Animo para la recta final.

PoderPhD dijo...

Bienvenido a casa. Animo para la recta final.