sábado, 30 de julio de 2011

Balmoral Castle (y II)

Otra perspectiva del Castillo de Balmoral.
Vale, vale... voy!

Bueno, la visita al Castillo de Balmoral me encantó. Tuvimos una suerte tremenda porque hizo un día fantástico, pero no con un sol tan fuerte como el día del Castillo de Dunnottar, que me quemé la cara, y ahora se me está mudando la piel enterita :-/

En realidad el Castillo propiamente dicho (o sea, por dentro) no se puede visitar por motivos de seguridad. Únicamente te dejan entrar al salón de baile donde hay cuatro cosas que ver. Entre ellas están cuatro vestidos de la Reina Isabel II. Esta mujer no tiene nada de miedo a los tonos fluorados. Qué barbaridad de mujer.

Río Dee a la altura del Castillo de Balmoral.
De todos modos, lo mejor del castillo es su entorno, que es absolutamente idílico. Desde el lugar donde venden los tickets (8.50 libras) hasta el castillo hay un camino precioso entre un bosque de coníferas, al final del cual está el castillo. A la derecha del castillo está el río Dee, que es este que véis en la foto de aquí al lado.

Frente al castillo hay una zona de césped gigantesca, donde la gente suele tirarse a comer o a tomar un poco el sol o charlar. Al final del césped está el refugio del jardín, una casita de una sola planta muy bonita, cuyas columnas en el porche son troncos de árbol sin apenas perfilar. Aquí gusta eso bastante, por alguna razón.

Casa de los jardineros, junto a los invernaderos.
También hay un jardín muy bonito y algunos invernaderos de flores y hortalizas, además de un huerto al aire libre.

El aire era fresco y puro. Me encanta el aire en Escocia. Es un aire diferente al de España. Huele diferente. Me gusta. Es un placer respirar aquí, oler la naturaleza, respirar la humedad y el olor a tierra mojada.

Tras terminar de visitar el castillo nos fuimos al coche y comimos los sandwiches que nos habíamos traído. Después fuimos rumbo al Castillo de Crathes.

Conífera gigantesca en el jardín de Crathes.
El Castillo de Crathes no me pareció nada del otro mundo, de hecho su forma no es ni siquiera muy de castillo.

Pero de nuevo lo mejor de este castillo es su entorno. Llegamos a las 17 horas, por lo que ya habían cerrado el castillo. Es indescriptible la frustración que siento por los horarios de aquí. Son horrorosos. Tengo la sensación de llegar tarde siempre a cualquier lugar. Uf. Bueno, la cosa es que nos dedicamos a pasear por el entorno. Y allí descubrimos una coníferas enormes (que yo creo que deben ser familia de las sequoias) de entre 40 y 50 metros de altura y un diámetro de tronco es-pec-ta-cu-lar. Eran preciosos. Como teníamos que ir a devolver el coche no nos liamos mucho. Pero me gustaría volver allí. Hay varios senderos que se pueden seguir en excursiones cortas.

Después ya nos volvimos a casa. Estábamos cansados, pero nos vino muy bien el día de descanso. El sábado estuve genial trabajando!

2 comentarios:

Vicenç dijo...

ya estás tardando.

Andra dijo...

Querido M.

Me uno al comentario de Vicenç...estamos esperando...!